Constructores de buenas obras
23 de Julio del 2005
Actualizado: 12:08:33 AM hora de Cd. Juárez
Pertenecen a la organización juvenil cristiana ‘People Building
People’. Cargados de herramienta y buena voluntad, vienen a construir
casas a familias que viven en la pobreza. Además de trabajo físico,
aportan recursos materiales para levantar los cimientos de la hermandad
Brisa Frias EL DIARIO
En la mezcla de agua y cemento con la que
van levantando los cimientos de las casas que construyen, los jóvenes de
‘People Building People’ (Gente Construyendo Gente) agregan una gran
cantidad de amor, respeto y hermandad.
Recién llegados del estado de Ohio, este grupo, al igual que otros
ministerios evangelizadores, cambian los placeres de las vacaciones en
verano, por un trabajo duro y fatigoso que no es remunerado de manera
monetaria.
El beneficio en este caso está ligado al sentimiento de satisfacción y
al regocijo espiritual que experimentan cada vez que hacen una buena
obra en favor de familias que viven en condiciones de extrema pobreza o
por aquellos que por desgracia sufrieron algún desastre natural.
Para estos cristianos, el trabajo que realizan no tiene parámetros que
lo limiten, por lo que durante los meses de junio, julio y agosto, toman
unas cuantas prendas, cargan la herramienta necesaria y suben a las
camionetas que en caravana los conducirá hasta este lado de la frontera
donde la necesidad es aún mayor.
Así, en ‘bola’, los vio llegar doña Francisca Patena, madre de diez
hijos y una de las afectadas con el incendio que a mediados de junio
arrasó con ocho viviendas de la colonia Manuel J. Clouthier.
Según platica la oriunda de Torreón, Coahuila, los ‘güeros’ llegaron de
repente, resueltos a construirle dos cuartos de block que estarán
enfrente de lo que quedó de la casa de cartón en la que vive.
“Ando bien volada, a veces ni yo me aguanto, yo nunca había tenido una
casa así”, dice doña Francisca, extasiada al ver que los jóvenes le
están construyendo un nuevo hogar.
Hace tres años Norma Patricia Meráz sentía lo mismo y desde entonces
trabaja con los jóvenes de ‘People Building People’, con el único
propósito de retribuir un poco de lo mucho que ellos le dieron al
levantar las paredes de su vivienda, justo en el momento en que más lo
necesitaba.
“Yo trabajo con todos los grupos. En el 2002 me hicieron mi casa y yo en
agradecimiento ando trabajando. Me siento bien de estar haciendo algo
por alguien así como lo hicieron un día por mí”, expresa la mujer
mientras bate el cemento.
De los motivos que la orillaron a verse un día desprovista de una casa,
la nativa del estado de Durango comenta que luego de que la desalojaron
del terreno en el que vivía, tuvo que cambiarse junto a su familia a un
predio del kilómetro 29 de la carretera Casas Grandes, donde le fue
edificado su hogar.
“Ahorita estamos bien aunque no tenemos servicios, el agua la tenemos
que tomar de las pipas porque todavía no llega”, agrega Norma, quien no
pide nada a cambio, sólo contribuir con su trabajo y su experiencia en
el oficio, ya que batir la mezcla y enjarrar era algo que ya sabía hacer
al acompañar a su esposo al lugar donde él trabaja.
Manos a la obra
Con el mismo entusiasmo por ayudar a los demás, People Building People (BPB)
viene a Ciudad Juárez desde hace 11 años, gracias a un contacto que
establecieron con personas de Life Challenge International Ministries,
un ministerio ubicado en El Paso.
A su vez, Reto de Vida (LCIM, por sus siglas en inglés) se dirigió a las
personas que trabajan en Centro Victoria, agrupación juarense que apoya
en la rehabilitación de alcohólicos y drogadictos, para que se unieran a
su misión y ayudarán brindando hospedaje al grupo de norteamericanos.
Al igual que PBP, otros ministerios de lugares como Cincinnati,
Michigan, e incluso de Canadá, llegan cada verano por un periodo de
siete semanas en grupos de 55 personas aproximadamente, mismos que se
turnan las labores cada ocho días a manera de relevo.
En total, incluyendo únicamente a quienes pertenecen a PBP, son casi 400
los jóvenes que cambian sus vacaciones por arduas labores bajo el sol
para cumplir con la altruista misión y con las ideas de hermandad que
profesan.
“Servimos al señor con nuestras manos, compartimos con la gente, y al
mismo tiempo les enseñamos a ellos a honrar al Señor”, expresa Alison
Steitz, una de las seis coordinadoras del grupo de PBP que trabaja al
suroriente de la ciudad.
Junto a ella, Tanya Waugh, Michael Gardner, Jenny Gadsby, Heather Foster
y Derek Fraits, asignan tareas a familias enteras que se han sumado a
BPB al comulgar con sus mismas convicciones.
Asimismo, dentro del quehacer que desempeñan los jóvenes coordinadores
están la planeación de la obra, el acarreo del material y la supervisión
de los trabajos.
Por esa singular tarea, quienes son parte de la organización no obtiene
ninguna compensación monetaria o de otra especie, e incluso, son los
propios integrantes quienes llegan con la herramienta y el presupuesto
aproximado para la compra de los materiales que necesitarán.
Además, los gastos de transportación y alimento son cubiertos por ellos
mismos, por lo que de conseguir algún lugar donde pernoctar, ya sea en
albergues o centros comunitarios como ocurre en este caso, el hospedaje
representaría para ellos el único ahorro.
En esta ocasión, los cristianos que están reconstruyendo los hogares de
ocho familias asentadas en algunas de las colonias más pobres de la
localidad, llegaron a bordo de cuatro vans cargados de despensas que
compraron en El Paso para preparar sus alimentos durante el tiempo que
estén aquí.
Es de esa manera como pueden organizarse para comer al mediodía, cuando
detienen por unos minutos el martilleo.
Luego, exhaustos de la pesada jornada, al llegar al albergue La Vid
-lugar donde se están hospedando- toman un baño y se preparan para
alabar al Señor, a quien piden entre oraciones que les otorgue las
fuerzas necesarias para continuar su labor al día siguiente.
Cuando no están rehaciendo la vida de personas que no disfrutan de una
condición económica favorable, sus actividades cotidianas están
relacionadas con la escuela (la mayoría son estudiantes), o con
ocupaciones que nada tienen que ver con la construcción (en el caso de
las personas de mayor edad).
No obstante, es siempre en verano que los integrantes de People Building
People toman la carretera para llegar hacia los más necesitados, lo
mismo en Juárez que en otras ciudad de la república mexicana.
En la experiencia de Alison, quien conoció Monterrey, Nuevo León, al
hacer un viaje con el ministerio, es en Ciudad Juárez donde ha visto más
pobreza y condiciones de vida infrahumanas.
Lo anterior, dice, la motiva a seguir recorriendo el país en busca de
personas a quien pueda ayudar.
“Si el es plan de Dios que esto crezca y que podamos llegar hasta otra
gente, así lo haremos”, expresa.
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